Una rubia entra en una zapatería y se prueba un par de zapatos.
“¿Cómo se sienten?”, pregunta el vendedor.
—Bueno, me quedan un poco justas —responde la rubia.
El asistente se inclina rápidamente y echa un vistazo a los zapatos y los pies de la rubia.
“Intenta sacarle la lengua”, le sugiere el dependiente.
“Nath, todavía se sienten un poco apretados”, responde la rubia.