Había una pareja a la que le encantaba la jardinería.
Pasaban horas cuidando de sus plantas y flores.
Un día, la esposa le preguntó a su marido:
“Cariño, ¿cuál es tu flor favorita?”.
Él se lo pensó un momento y contestó: “La tuya, por supuesto”.
Ella sonrió y dijo: “¿Y cuál es la tuya?”. Él sonrió y contestó:
“La que florece después de que hayamos discutido un poco: ¡la rosa de maquillaje!”.