Una pareja madura estaba celebrando su 35º aniversario de boda, por eso decidieron volver al pequeño pueblo donde se habían conocido por primera vez.
Se sentaron en el pequeño café del pueblo y comenzaron a hablarle al camarero de su mutuo amor
y de como se habían conocido en ese mismo sitio.
Sentado junto a ellos estaba el policía local que sonreía mientras hablaban. Cuando el camarero se marchó, el hombre maduro le dijo a su mujer:
¿recuerdas la primera vez que hicimos el amor, fue sobre ese prado que está al otro lado de la carretera, cuando te puse contra la valla?
porque no lo hacemos otra vez por los viejos tiempos.
La mujer asintió como loca y dijo: claro, porque no. Salieron del café y cruzaron hasta el prado.
el policía se sonrió, pensando que romántico era, y pensó que lo mejor era que le echase un vistazo a la pareja, por si acaso se hacían daño.
La pareja cruzaba el prado, y según se iban acercando a la valla,
comenzaron a desvestirse,
el tipo cogió a su mujer cuando estaban desnudos y la apoyo contra la valla.
El policía, que seguía mirando, no podía creer lo que veía: con la vitalidad de una jovencita, la mujer se movía violentamente de arriba abajo, mientras el marido se convulsionaba como un salvaje.
Siguieron durante un buen rato hasta que los dos cayeron al suelo exhaustos. Poco a poco se fueron levantando y comenzaron a vestirse.
Mientras estaban cruzando la carretera el policía se acercó y les dijo: ha sido la forma de hacer el amor más bonita que había visto en mi vida.
Debieron ser una pareja muy salvaje cuando eran jóvenes.
No realmente. – dijo el marido – cuando nosotros éramos jóvenes, esa valla no estaba electrificada.