salina
Una joven pareja de granjeros, Homer y Daisy, se casaron y parecía que no podían amar lo suficiente.
Por la mañana, antes de que Homero saliera de casa hacia el campo, hicieron el amor.
Cuando Homero regresó del campo, hicieron el amor.
Después de cenar hicieron el amor. Y nuevamente a la hora de dormir hicieron el amor.
El problema era el mediodía: a Homero le tomó media hora viajar a casa y otra media hora regresar al campo y simplemente no estaba haciendo suficiente trabajo.
Finalmente, Homero le preguntó al médico del pueblo qué hacer.
Homero”, dijo el médico, “lleva tu rifle al campo y cuando tengas ganas, dispara un tiro al aire.
Esa será la señal de Daisy para que se acerque a ti. Entonces no perderás tiempo de campo.
Probaron el consejo del Doc y funcionó bien por un tiempo hasta que un día Homer regresó al consultorio del médico.
“¿Qué ocurre?” preguntó el doctor. “¿No funcionó mi idea?” “Oh, funcionó bien”, dijo Homero.
“Cada vez que estaba de humor, disparaba como dijiste y Daisy venía corriendo.
Encontraríamos un lugar apartado, haríamos el amor y luego ella volvería a casa”. “Bien, Homero. ¿Entonces, cuál es el problema?” preguntó el doctor.
Ah, podría haberla entrenado demasiado bien. ¡No la he visto desde que empezó la temporada de caza!
