Un hombre conducía por la carretera.
Pasó por delante de una cámara de tráfico y la vio parpadear.
Asombrado de que lo hubieran pillado acelerando cuando estaba respetando el límite de velocidad, se dio la vuelta y,
yendo aún más despacio, pasó junto a la cámara.
De nuevo lo vio brillar. ¡No podía creerlo!
Así que se giró y, a paso de tortuga, pasó junto a la cámara.
De nuevo vio el flash de la cámara. Supuso que debía estar defectuoso, así que se fue a casa.
Cuatro semanas después recibió tres multas de tráfico por correo,
todas por no llevar el cinturón de seguridad.