Un matrimonio estaba cenando con un amigo de ambos.
Durante la cena, el marido cada vez que se dirigía a su esposa,
le decía cosas tan bonitas como: Amor mío pásame el pan,
mi vida me pasas el agua. Durante unos minutos la señora tuvo que ausentarse. En esos momentos, el amigo le dice al marido:
– Realmente estoy impresionado de la forma tan dulce con que tratas a tu esposa.
Y el marido le responde por lo bajo:
– Es que hace seis años que me olvidé de su nombre.