Un hombre casado tiene un perro y está loco y orgulloso de él.
Un día ve en el periódico que en París se está realizando una operación que permitirá al perro hablar. Esto cuesta 5.000 euros. Mira a su hijo y le dice: ¡Vas a París con el perro!
Su hijo, feliz, se va con el perro y 5.000 euros en el bolsillo…
El niño gasta rápidamente todo el dinero y de repente se pregunta cómo se enfrentará a su padre y le dirá que el perro no ha sido operado y que no le queda ni un centavo en el bolsillo…
Así que come tranquilamente en un pequeño restaurante y piensa para sí mismo… ¿quizás sea mejor no volver a casa?
¡Coge el teléfono y llama a su padre!
– ¡No he sabido nada de ti en cuatro días! ¿Y qué pasa con el perro?
– ¡Ja! El perro está muy muy bien… Intenté llamar, pero la línea estaba siempre ocupada; debe haber un problema con el teléfono.
– ¿Y el perro habla?
– ¡No se detendrá! Habla, habla… Por cierto, ¿sigues durmiendo con tu secretaria?
– ¿Quién te dijo eso?
-¡Pero el perro!
– Haz que lo duerman y que vuelva a casa inmediatamente…