Un hombre agobiado por las deudas y presiones económicas, decide acabar con su
desdichada vida lanzándose por la borda del yate de su compadre, y con una gran piedra atada al cuello:
¡ Chao mi compái, lo voy a extrañar! le dijo, entre sollozos mientras se lanzaba al mar.
Aún el compadre no se recuperaba de su dolor cuando repentinamente una mano que salía del agua le pedía desesperadamente ayuda:
¡ Sáqueme rápido, compái! ¡Sáqueme rápido!
¡ Qué bueno que se arrepintió mi compái!, decía mientras terminaba de subir a su compadre y la piedrota.
¡ Qué bueno ni que ocho cuartos! ¡Lo que pasa es que allá abajo hay un buzo al que le debo 200 dólares!