Un compadre visita a otro compadre y le dice:
– Compadre, que pena… no puedo creer que no tengas los pantalones para mandar en tu casa.
A lo cual el otro contesta:
– Sí, es verdad compadre.
– Mira, en mi casa mando yo, y cuando digo, tengo hambre, me sirven de comer y cuando digo,
tráiganme el agua caliente, me la traen de inmediato.
A lo cual el compadre le pregunta:
– Oiga compadre … ¿Y para qué quiere agua caliente?
Y responde el compadre
– Ay compadre, no me diga que usted lava los platos con agua fría.