“No puedo hablar con mi esposa directamente, pero podría resultarle ofensivo, dada su edad”, le dice al doctor.
“Hay un truco sencillo para intentar determinar su audición”, explica el médico.
“Simplemente hazle una pregunta a distancia y si no te oye, acércate un poco y vuelve a preguntar hasta que lo haga”.
Esa noche, el marido llegó a casa y vio a su esposa cocinando en la cocina. Pensó que era una oportunidad perfecta para probar su audición.
Se para en la puerta de la cocina y rápidamente pregunta: “¿Qué hay para cenar, cariño?”
No hay respuesta
Él se acerca más.
“¿Qué hay para cenar, cariño?”
Todavía no hay respuesta
Se acerca aún más.
“¿Qué hay para cenar, cariño?”
Su esposa todavía no responde.
Ahora ve lo serio que es el problema auditivo; en este punto, él también está parado justo al lado de su esposa.
“¿Qué hay para cenar, cariño?”
“¡POR CUARTA VEZ, ALBERT, VAMOS A COMER POLLO!”