Fred temía que su esposa Rhonda no oyera tan bien como antes y pensó que podría necesitar un audífono.
Sin estar muy seguro de cómo acercarse a ella, llamó al médico de familia para discutir el problema.
El médico le dijo que existe una prueba informal sencilla que el marido podría realizar para darle una mejor idea sobre su pérdida auditiva.
‘Esto es lo que debe hacer’, dijo el Doctor: ‘párese a unos 40 pies de distancia de ella y, en un tono de conversación normal, vea si ella lo escucha.
Si no, vaya a 30 pies, luego a 20 pies, y así sucesivamente hasta obtener una respuesta.
Esa noche, la esposa estaba en la cocina preparando la cena y él estaba en el estudio. Se dice a sí mismo: “Estoy a unos 40 pies de distancia, veamos qué pasa”.
Luego, en tono normal, pregunta: “Cariño, ¿qué hay para cenar?”.
Ninguna respuesta.
Entonces el marido se acerca a la cocina, a unos 30 pies de su esposa y repite: ‘Rhonda, ¿qué hay para cenar?’ Aún no hay respuesta.
Luego pasa al comedor, donde está a unos 20 pies de su esposa y pregunta: ‘Cariño, ¿qué hay para cenar?’
Nuevamente no obtiene respuesta.
Entonces, camina hasta la puerta de la cocina, a unos 10 pies de distancia. “Cariño, ¿qué hay para cenar?”
Nuevamente no hay respuesta.
Entonces él camina justo detrás de ella. ‘Rhonda, ¿qué hay para cenar?’
‘¡Maldita sea, Fred, por quinta vez, es pollo!