José es uno de esos tipos que siempre está haciendo alarde de sus
supuestas virtudes. Un día, en una reunión de amigos, aseguró que no había nadie como él para hacer imitaciones.
Desconfiado, uno de los presentes le preguntó:
– Y vos ¿Qué imitas?
– De todo, pero a los que mejor imito son a los gatos.
– Pero, cualquiera hace “miau, miau”.
– Sí, pero no cualquiera come ratones.