Había una vez en una panadería una concha y un bolillo,
y la concha estaba cantando muy feliz: – ¡
Soy una concha, soy una ! El bolillo le dijo: –
Cállate o te disparo. – ¡Soy una concha, soy una concha! – ¡Suficiente!
¡ ¡¡Tatatatatatatatatata!!! El bolillo le hizo un
a la concha por en medio y la concha feliz cantaba: –
¡Soy una dona, soy una dona!