Fidel hablaba a mas de un millón de cubanos en la Plaza de la Revolución, cuando de pronto se aparece Jesucristo bajando lentamente del cielo.
Cuando llega al lado de Fidel le dice algo al oído. Entonces Fidel,
dirigiéndose a la multitud dice: ¡Atiendan Compañeros! Acá el compañero Jesucristo quiere decirles algo.
Jesucristo se dirige a la tribuna blindada y tomando el micrófono en sus manos dice:
“Pueblo de Cuba, este hombre que tiene una barba como la mía, ¿no le ha dado a ustedes el pan del conocimiento igual que hice yo?”
El pueblo fidelista responde: Sííííííííííííííííííííííííííííííííííííí
¿No es cierto que así como yo multipliqué el pan y los peces para dar de comer a todos, este hombre inventó la libreta de racionamiento para que ustedes comieran algo?”
El pueblo fidelista responde: Síííííííííííííííííííííííííííííííííííííí
¿No ha construido en casi medio siglo algunos hospitales y policlínicos para curar las enfermedades como yo curé?”
El pueblo fidelista grita: Sííííííííííííííííííííííííííííííííííííííí
¿No fue traicionado por los cubanos de Miami como yo lo fui por Judas?
Ya incontrolable, frenético, el pueblo fidelista responde:
Sííííííííííííííííííííííííííííííííííííí
¡Entonces, ¿qué están esperando para crucificar a este conchadesumadre?