Estaba doña Martha en su casa jugando con su perrita Fifí, cuando de repente llega una visita a su casa,
resulta ser que era un vendedor, lo invita a pasar le o
frece un refresco, pero cuando entró a la casa de la señora le dieron ganas de tirarse un pedo (gas intestinal) pero de los buenos esos olorosos a zorro podrido.
Mientras le ofrecía los accesorios de limpieza y cocina el vendedor no aguanto más y se revienta un pedito chiquitito pero apestoso
y la señora le dice a su perrita: Fifí salte. El vendedor aliviado piensa: Que bueno le echaron la culpa al perro.
El vendedor sigue en su labor de convencimiento y se echa otro pedito. La señora le vuelve a decir su mascota: Fifí salte.
El vendedor aliviado y contento porque le habían echado la culpa a la mascota dice: Si Fifí salte.
En eso la señora responde: ¡Si Fifí salte porque si no el señor te va a cagar!