El portugués estaba viendo el Jornal Nacional cuando, de repente, una noticia
interesó. Hablaba de un tipo que mató a su suegra y la enterró en el suelo del salón y justo
ahora, 25 años después, la han descubierto. El tipo se lo pensó mucho. –
¡Joder! Yo también podría matar a la arpía de mi suegra y enterrarla en el salón. Hasta
Si se enteran, ya estaré muerto, teniendo en cuenta que tengo 50 años… Sí, creo que lo haré.
Sí, ¡maldita sea! Y preparó la trampa. Invitó a cenar a su suegra. En la primera
oportunidad, ¡BAM! Leña en la cabeza de la anciana, que pronto quedó enterrada en la habitación. Medio
hora más tarde, suena el timbre de la puerta portuguesa. Era la policía, que anunciaba: – ¡Está usted detenido
¡por asesinar a su suegra! – Pero, pero, pero… – ¡Sin peros, para en el coche! En la comisaría,
el tipo, desconsolado, gritó: – Lo vi en la tele, un tipo hizo lo mismo y
¡Tardó 25 años en ser descubierto! ¿Cómo me encontraron tan rápido? – O
El caso es que no vivía en el segundo piso…