El juez interroga a la viejita indefensa:
¿Cual es su edad, señora?
– Tengo 86 años.
¿Podría decirnos, en sus propias palabras que fue lo que sucedió?
– Allí yo estaba, sentada en la mecedora en el porche de mi casa en una agradable noche de primavera, cuando un joven se acerco y se sentó junto a mi
¿Usted lo conocía?
– No, pero él se mostró bastante amigable.
¿Qué sucedió después de que él se sentó?
– El comenzó a acariciar mis piernas.
¿Usted lo detuvo?
– No, yo no lo detuve.
¿Por qué?
– Se sentía muy bien, nadie me había hecho eso desde que mi esposo murió hace 30 años.
¿Qué sucedió después?
– El comenzó a acariciarme mis senos.
¿Usted lo detuvo entonces?
– No, yo no lo detuve.
¿Por qué?
– Bueno, señor Juez, sus caricias me hicieron sentir viva y excitada. No me había sentido así en muchos años.
¿Qué sucedió después?
– Bueno, yo me estaba sintiendo tan caliente y excitada que simplemente abrí mis piernas y le dije
hazme tuya jovencito, tómame, hazme el amor.
¿Entonces, el la tomó?
– No. El sólo gritó ‘Feliz Día de los Inocentes’ y fue allí cuando le disparé al hijo de su p… madre