El día del juicio ha llegado, millones de personas hacen fila y esperan su destino.
Están las filas de los codiciosos, los envidiosos, los orgullosos,
los irascibles y otras categorías menores como los hombres “sumisos a sus mujeres” (muy largos y abarrotados) y los “no sumisos”.
Precisamente en esta última categoría aparece un solo hombre que hace fila.
En ese momento el señor se le acerca asombrado y le pregunta:
“¿Por qué estás en esta fila?”
Y él responde: “No sé, fue mi esposa la que dijo que me pusiera aquí