Dos amigos están comiendo empanadas.
El primero le echa mucho ají, le da el primer mordisco y enseguida suelta el llanto.
¿Qué le paso, hermano, está muy picante? -le pregunta el otro.
No, hermano, es que me acorde de mi mamacita.
Entonces, el otro le echa ají a su empanada, le pega el primer mordisco y también se pica.
– ¿Qué le pasó hermano, se acordó de su mamacita?
– No, me acorde de la suya