Hay un niño sin camisa en el camellón del malecón, en La Habana. Pasa Fidel y le ordena al chofer que se detenga.
¿Y tú por qué andas sin camisa?
No, comandante, es que sólo tengo un pulóver (camiseta, pues).
¿Y por qué no te la pones?
Coño, porque acá al frente dice ¡Muera Fidel!
No, chico, peor es que estés dando ese espectáculo de miseria a que des un espectáculo de libre expresión.
Yo te doy permiso de ponerte ese pulóver.
Al día siguiente, Fidel va por el malecón cuando ve, en el camellón, al niño enterrado hasta medio pecho.
De nuevo se baja del auto. ¡Chico! Pero ¿qué pasó?
Pues ná, comandante, Hice como usted me dijo y me puse el pulovito éste que dice ¡Muera Fidel!.
¿Y eso cómo explica que estés enterrado?
Pues que todos los que iban pasando me daban palmadas fuertes en el hombro y me decían:
“Estamos contigo, chico, estamos contigo”