Un muchacho entra en una farmacia y dice al farmacéutico:Señor, déme un preservativo.
Mi novia me ha invitado esta noche a cenar en su casa y está que se derrite por mí, así que esta noche pretendo calmarla.
El boticario le despacha el preservativo y cuando el joven va a salir, vuelve sobre sus pasos y dice:
Será mejor que me dé usted otro preservativo porque la hermana de mi novia, que es un bombón,
me hace unos cruces de piernas que le veo hasta las entrañas, y como voy a ir a cenar a su casa?
Toma el segundo preservativo, piensa un momento:
Déme uno más porque la madre de mi chica, que está de muerte la señora, cuando no está mi novia delante, me hace unas insinuaciones que?
y como voy a ir a cenar a su casa esta noche?
Llega la hora de la cena y el muchacho tiene a un lado a su novia, al otro a la hermana y enfrente la mamá de ambas.
En ese instante llega el padre, que se sienta al frente de la mesa. El muchacho baja la cabeza y empieza a
rezar:
Señor, te damos gracias por los alimentos? bendícenos a todos? y perdónanos si en algo te hemos ofendido?
Pasa un minuto y el chico sigue rezando:
¡Gracias Señor!
A los diez minutos de rezos y oraciones la novia le dice:
No sabía que fueras tan religioso?¡¡Ni yo que tu padre era el farmacéutico!