Un hombre permanece de pie sobre su golpe de salida durante lo que parece una eternidad:
mirando hacia arriba, mirando hacia abajo, midiendo la distancia, calculando la dirección y velocidad del viento.
Finalmente su exasperado compañero dice: “¿Qué tarda tanto?
¡Golpea la maldita pelota!
El tipo responde: “Mi esposa está allí arriba mirándome desde la casa club.
“Quiero que ésta sea una fotografía perfecta”.
“Olvídalo, hombre”, dice su compañero.
“Nunca podrás golpearla desde aquí”.