Un sacerdote pasó cerca de una pandilla de jóvenes que estaban reunidos al lado de la iglesia.
Se acercó a ellos y les preguntó: “¿Qué están haciendo ahí, muchachos?”
-No mucho, padre.
¡Estamos jugando un juego en el que quien diga la mentira más grande sobre su vida sexual, gana!
“¡Oh, muchachos!” dijo sorprendido el sacerdote.
“¡Cuando tenía tu edad ni siquiera pensaba en sexo!”
Y los chicos al unísono: “¡Ganaste, Padre!”