Dos abogados iban en un vuelo a Seattle. Uno de ellos se sentó junto a la ventana y el otro en el asiento de en medio.
Al momento de despegar, un ingeniero se sentó en el asiento del pasillo, junto a los dos abogados.
El ingeniero se quitó los zapatos y se disponía a dormir cuando el abogado de la ventana dijo:
– Creo que voy a levantarme por una Coca.
– No hay problema, yo se la traigo – dijo el ingeniero.
En cuanto fue por el refresco, uno de los abogados tomó uno de los zapatos del ingeniero y escupió dentro.
Cuando volvió con la coca, el otro abogado dijo:
– Ya se me antojó.
Yo también voy a ir por una. Nuevamente el ingeniero se levantó gentilmente por otra Coca; en cuanto se fue el otro abogado tomó el segundo zapato del ingeniero y escupió dentro de él.
El ingeniero regresó y todos se sentaron por un buen rato sin hablar. Cuando el avión estaba aterrizando, el ingeniero se puso los zapatos y descubrió lo que había pasado.
Entonces se puso muy serio y dijo:
– ¿Hasta cuando va a seguir esto?
¿Este celo entre nuestras profesiones? ¿Este odio? ¿Esta animosidad? ¿Este escupir en los zapatos y MEAR dentro de las Coca-Colas?