Una profesora de universidad recuerda a su clase el examen final del día siguiente diciendo…
“Ahora, clase, no toleraré ninguna excusa para que no estéis allí mañana.
Podría considerar un ataque nuclear o una lesión o enfermedad personal grave,
o una muerte en su familia inmediata, pero eso es todo,
¡ninguna otra excusa en absoluto!”. Un listillo sentado al fondo pregunta:
“¿Qué dirías si mañana te dijera que sufro un agotamiento s**** total y absoluto?”.
Toda la clase hace lo posible por contener la risa, pero no puede evitar soltar una carcajada.
Cuando por fin se restablece el silencio, la profesora sonríe con simpatía al alumno,
sa*** la cabeza y dice: “Bueno, supongo que tendrías que escribir el examen con la otra mano”.