Una rubia va de puerta en puerta intentando encontrar un trabajo remunerado Toca una puerta y un hombre mayor la abre.
“Oye señor, ¿tiene algún trabajo extraño que pueda hacer por dinero en efectivo?”
Él la mira de arriba abajo y supone que es una idiota de la que puede aprovecharse.
“Te daré diez dólares si pintas mi porche. Hay pintura, pinceles, escaleras y todo lo necesario junto al coche en el garaje”.
“¡Claro, suena genial!” El hombre cierra la puerta, riéndose del gran negocio que acaba de negociar.
Media hora más tarde, llaman de nuevo a la puerta. La abre y ahí está la rubia. “¿Ya terminaste?”
le preguntó con incredulidad. “
¡Sí! ¡En realidad no es tan grande! Pero creo que deberías saber que eso no es un porche. ¡Es un Jaguar!