Recuerdo una vez que estaba en casa visitando a mis padres.
Mi mamá me pidió que pusiera la mesa para la cena.
Abrí el refrigerador y pegada con cinta adhesiva en el interior de la puerta había
una foto atrevida de una joven encantadora, esbelta y de constitución perfecta.
Mamá, ¿qué es esto?” Yo pregunté.
Oh, puse eso ahí arriba para recordarme que no debo comer en exceso”, respondió.
“¿Está funcionando?” Yo pregunté.
“Sí y no”, explicó.
“¡He perdido 15 libras, pero tu papá ha ganado 20!”