Un cartel en la ventana de un restaurante dice “Si lo pides y no lo tenemos, ganas instantáneamente un millón de dólares”
Un hombre que pasa nota el letrero, entra al restaurante y se sienta a la mesa con una sonrisa en su rostro.
El camarero pregunta qué comerá y el hombre dice: “Por favor, tomaré estofado de rinoceronte blanco”.
El camarero sale con un plato hirviendo de exactamente lo que pidió el hombre.
El hombre se sorprende, pero se come el guiso y paga su carísima comida. Se marcha enojado.
Al día siguiente regresa y vuelve a sentarse a la mesa con una sonrisa en el rostro.
Le dice al camarero “hoy comeré hormigas bala rellenas de carne de delfín.
El camarero se va y regresa rápidamente después de unos minutos con exactamente lo que pidió el hombre.
El hombre sorprendido vuelve a comer enojado, paga y se va.
Al día siguiente vuelve y se sienta a la mesa y le dice al camarero “hoy tomaré un bocadillo de pechuga de sirena lactante”
Pasan unos minutos y sale el camarero con dos enormes bolsas de lona con el millón de dólares.
El hombre abrumado por la emoción dice “¡Lo sabía! ¡No tienes pechos de sirena!
El camarero le dice educadamente “en realidad lo tenemos señor, es que se nos acabó el pan”