La tecnología llegó a la Iglesia y en la actualidad los sacerdotes efectúan la confesión y sus penitencias,
mediante una novedosa calculadora.
Entonces, llega una bella dama al confesionario, donde le explica al Cura:
Padre debo confesarme porque he dejado que mi novio me en dos
ocasiones… Y el cura luego de ingresar varios números en la calculadora…
presiona el signo igual y le dice a la mujer: Bueno hija, deberás rezar dos padres nuestros y un ave maría… y la mujer se va. Pasan los días
y vuelve la misma mujer a confesarse y le dice al cura:
Padre he dejado que mi novio me toque un seno, y nuevamente el cura ingresa sus números en su calculadora
y le dice a la mujer segura que fue un sólo seno y la mujer le dice:
Si. Bueno hija, contesta el cura, deberás rezar cuatro padres nuestros y dos ave maría. Pasan varios días y por tercera vez, llega la mujer al
confesionario y exclama: Padre, debo confesarme porque mí novio me metió la puntita de su pene, y como las otras veces,
el cura ingresó sus números, pero algo salía mal y los volvía a ingresar una y otra vez.
El sacerdote le consulta: Hija segura que fue la puntita no más, y la mujer dice: Si padre…
Y el cura replica: ¡Entonces ve donde él y dile que te lo meta entero, porque me da con decimales!