En un bosque frondoso, todos los animales estaban disfrutando de una hermosa mañana, cuando los sobresaltó un ruido extraño, como de martillazos. Las aves intrigadas, fueron a curiosear lo que pasaba.
Pudieron ver que la responsable era un ave pequeña, que nunca habían visto antes, y que estaba parada en el tronco de un árbol.
El ave picoteaba insistentemente el tronco, y lo hacía con gran fuerza, de modo que iba sacando trozos de madera en cada golpe. El loro, como buen curioso, se acercó y le preguntó qué hacía.
El ave contestó que estaba construyendo un nido para su familia. El loro quedó extrañado, pues nunca había visto un nido semejante.
El ave explicó que su nido era más seguro, cálido e impermeable que los de los demás. El argumento convenció al loro, que le pidió si podría construir un nido para él. El ave contestó:
– Te entregaré el nido dentro de tres meses, cuando comience el verano, en tanto, traerás comida para mi mujer y mi hijo, por el tiempo que yo esté lejos, trabajando.
El loro aceptó el trato, que le pareció justo. Retornó con las otras aves para contarles lo que había averiguado y la guacamaya, quiso conversar también con el ave.
Unos días más tarde, cuando el ave ya estaba instalada en su nido, llegó la guacamaya para proponerle un trato. El ave le solicitó que fuese a entretener a su familia con su canto durante todas las tardes, mientras construía el nido solicitado.
Así pasaron los meses, el loro llevaba la comida pare la familia del ave y la guacamaya los entretenía por las tardes.
Lejos del nido, en otra parte del bosque, el ave construía el nido para la guacamaya, cuando el ruido que producía al taladrar el tronco del árbol, atrajo a un enorme gavilán, que le preguntó, quién había autorizado el trabajo.
A lo que el ave contestó que estaba construyendo un nido para la guacamaya. El gavilán se marchó de momento. Al momento, llegó un tucán, que le advirtió que tuviese cuidado con el gavilán, pues era muy pendenciero.
En pocos días, el ave terminó con el nido de la guacamaya y comenzó a construir un nuevo nido para sí misma.
Mientras estaba trabajando, se acercó el tucán que le había prevenido sobre el gavilán, a preguntarle si podía hacerle un nido nuevo, pues el gavilán había destruido el viejo. El ave aceptó construirle un nuevo nido, si le traía comida para la familia mientras durara el trabajo.
Cuando estuvo pronto el nido, la pequeña ave fue por su familia. Pero en su ausencia, el gavilán trató de destrozar el nido, pero se lo impidieron, el tucán y otras aves.
Cuando la familia llegó, las aves, reunidas en asamblea, decidieron que la lechuza se dedicaría a montar guardia durante las noches y la proveerían de agua y comida gratis. También se decidió que la pequeña ave se llamara desde entonces: pájaro carpintero, y se convirtió en el ave más querida y protegida del bosque, porque su trabajo era de gran utilidad.