Elsa, una enfermera de 97 años, finalmente falleció después de una larga y feliz vida. Cuando llegó a las Pearly Gates, St.
Peter estaba de pie allí esperándola.
Él dijo, “Bienvenido, Elsa. ¿Tienes un último deseo antes de entrar en el paraíso?”
–Sí –respondió Elsa–
“Me gustaría volver a la Tierra por unos minutos y por una vez en mi vida ser testigo de un nacimiento en el que el padre es el que tiene que soportar el dolor de tener un bebé.”
St
Peter pensó que esto era una petición razonable, así que Elsa fue enviada de vuelta a la Tierra por un corto tiempo.
Se encontró de pie en la casa de una mujer que acababa de tener un bebé.
Mientras daba a luz, la madre parecía estar sin ningún dolor.
La enfermera estaba curiosa de ver cómo estaba su marido, pero se sorprendió de verle sentado tranquilamente en una silla junto a una ventana abierta, fumando su tubería.
¿Cómo te sientes? ¿No está usted en dolor?” le preguntó la enfermera.
“Oh no, me siento bien”, respondió el marido
“Pero creo que tenemos que llamar a una ambulancia. ¡Nuestro vecino John está deitado ahí afuera en el césped gritando con la cabeza abajo!”.